Debemos plantearnos primero una división de la mente, en
ella encontramos el subconsciente (que actúa sobre todo en los sueños), y el
estado consciente (ligado a nuestro estado habitual).
Nuestro subconsciente, según lo que escribí en el artículo
anterior sobre los sueños que son manipulables, puede ser, de esta forma, controlado
en cierto grado por nosotros mismos.
Si esto es posible, ¿no significa que en nuestro cerebro
existen dos formas de actuación diferentes? Puesto que una puede controlar a la
otra deben de haber necesariamente dos, suponiendo que no sean más. Aquí es
donde llego a comprender las dos personalidades que guardamos.
Existe un estado en el subconsciente que es capaz de salir
incluso cuando estamos despiertos, en ese caso una persona actuará sin ser
consciente de estar haciéndolo. Se encuentra en una fase parecida a la REM, y al volver en sí no recuerda nada de lo ocurrido en ese estado. Es posible
que nos haya pasado en varias ocasiones, pero poco probable que nos hayamos
percatado de ello. Cuando dormidos es
además apreciable en los casos de sonambulismo.
Es decir, no sólo podemos subyugar el otro estado a los
sueños, sino que de vez en cuando es palpable en el "mundo real". Me
aventuraría a decir que algunas enfermedades como la esquizofrenia o la
psicosis pueden estar marcadas por esta "otra personalidad". Sin duda
una parte del cerebro ha sido dañada, lo que significa, no que sea incapaz de
funcionar, sino que funcionará de manera diferente, o incluso, activando
algunas zonas cerebrales que personas en un estado de salud mental sano no
podrían despertar.
Pero volviendo al tema del "ente" apartado de
nosotros, encontramos que esta otra persona no será otro que nosotros mismos.
¿Cómo es esto posible?
Sencillamente el subconsciente va a actuar según nuestros
recuerdos y los sentimientos que esos recuerdos nos generan. No es un
personalidad completamente distinta a mi porque está formada por todas nuestras
vivencias pasadas y mensajes que sólo él puede almacenar, de otra forma,
nosotros conscientes no estamos dotados de toda esa información, y sólo una
pequeña parte será recordada en la vigilia. Puesto que en nuestra cabeza
conviven dos formas diferentes de actuación y recopilación de datos volvemos a
dividir la mente en dos personalidades, pero no completamente independientes
puesto que se apoyan la una en la otra.
Entendiendo esto seremos capaces de pensar en la capacidad
de actuar en los sueños de manera consciente. Digamos que el subconsciente no
puede ser subyugado bajo el estado consciente ni viceversa, y al estar relacionados
irremediablemente seremos capaces de "actuar" y de "dejar
actuar" al otro yo, teniendo en cuenta que esto siempre se llevará a cabo
cuando uno de los dos esté en un estado más débil (A la hora del sueño el
estado consciente estará más débil, en cambio, en la vigilia, el subconsciente
es el que tendrá menos poder de actuación), que puede estar condicionado por
diversas razones. Es aquí donde Freud afirmará que las emociones enterradas en la superficie del subconsciente subirán a la superficie consciente durante los sueños, y que recordar fragmentos de estos sueños puede ayudar a despertar los sentimientos enterrados.
Para resumir con una conclusión: el subconsciente será otra parte de nosotros mismos que actuará de manera diferente debido a esos recuerdos
que sólo él puede almacenar, pero que sólo recopilará estando, por otra parte, irremediablemente unido a nosotros.