arte de Miyazaki

miércoles, 28 de enero de 2015

El tiempo es la clave

En el artículo anterior mencioné el tiempo como la clave de todo pero no le di una explicación a mi afirmación. Ahora aclararé a lo que me refería: el tiempo, tan ambiguo y misterioso es el elemento por excelencia siempre nombrado junto al espacio. Sin embargo, yo destaco el uno sobre el otro debido a diversas razones: el tiempo te dice lo que eres, lo que has sido y lo que serás. Te cuenta tu historia y la de todo. Te hace poder predecir y actuar conforme a lo predicho, o te ayuda a elegir conforme a lo vivido en el pasado. El tiempo es lo único en lo que se basa nuestra existencia. Sin él no existiríamos, al igual que el espacio.
Calcular las horas de vida de un individuo, sin embargo, nos resulta hasta ahora imposible y eso es seguramente porque hemos adaptado nuestras medidas al tiempo. Somos nosotros los que deberíamos adaptarnos a él, y en cambio, hemos establecido un parámetro de medición del tiempo que sea adaptable a nuestra existencia humana. Medimos los años, las horas, los minutos y los segundos, pero eso no es realmente lo que el tiempo significa. De hecho, existen ocasiones en que se ralentiza para unas personas, mientras que para otras se acorta, u  ocasiones en las que el reloj falla porque en un año se añade un día a un mes que normalmente tiene 28 días (año bisiesto). Es bastante sabido, de hecho, aunque sin una confirmación científica, que en los agujeros negros el tiempo pasa de forma diferente a como lo hace en la Tierra. Éstos son pequeños detalles que nos hacen ver lo equivocados que estamos respecto al tema, pero ¿qué otra opción tenemos si no es adaptar el tiempo a nuestras leyes matemáticas? Por supuesto, nosotros no podemos adaptarnos a él, sería increíblemente caótico y siquiera posible pensando en nuestras capacidades.

El tiempo no tiene forma, no puede verse al microscopio ni tampoco tiene vida. Es lo único que impregna cada rincón de este mundo, universo, espacio... Y sin embargo es del que menos sabemos. Esto me ha hecho pensar y darme cuenta de que realmente estamos venerando al Dios equivocado, porque si ciertamente existiese un Dios que no puede ser visto ni tocado pero que verdaderamente hace milagros como es la historia misma, ese Dios no puede ser otro que el propio tiempo. El que nos dio la vida y el que nos la quita. El que crea y destruye, y el que no puede ser más completamente ajeno a nosotros, ni puede estar tan plenamente unido a nosotros. Es lo único que sabemos con certeza de su existencia, a parte de la nuestra. Sin embargo, estamos subyugando este fenómeno tan importante a una palabra creada para definirlo conforme a nuestras necesidades, por lo que la palabra "tiempo" no será ciertamente la idea que en nuestra mente se genera, será mucho más, tanto más que se convierte en un fenómeno que nosotros no podemos llegar a comprender por completo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por vuestra participación en la página :)