Pensando como estaba en lo complicado que es vivir, morir sería más fácil. No significa que quiera morir, ni que nadie deba morir, ni mucho menos, pero sí que considero que es algo que al surgir por sí solo y que no conlleva decisión alguna puede llegar a ser una de las pocas cosas más sencillas que nos ocurran en la vida. ¿Acaso no sabemos que toda cosa material tiene un final? Está claro que es lo único que podemos decir con certeza. La naturaleza de la vida es la muerte, no hay opciones, no hay escapatorias. A pesar de que siempre he sido una defensora de que nada es imposible, esto nos supera, y puede que sea la primera cosa que así lo haga (no la única). Pensamos que somos los más listos, nuestro conocimiento aumenta cada día, pero a la vez que se llena de verdades, se llena de preguntas. Existía una figura lo suficientemente sabia como para admitir que <<sólo sé que no sé
nada>>. Fue la frase que posiblemente le dio su fama mundial ¿Quién en este momento estaría dispuesto a pensar tal locura, después de tanta investigación e invención? ¿Que no sé nada? ¿Y todo lo que he aprendido desde que nací qué? ¿no sirve? Por supuesto que sirve, te sirve a ti. A una araña o a un gato seguramente no les sirva de nada, y les sirva más lo que han aprendido por ellos mismos para sobrevivir, a esto es a lo que se refería nuestro amigo, ¿Cómo sé que esto es así y que no es de otra manera para otros?, ¿ Cómo sé que una persona no puede verlo de una forma totalmente distinta a la mía, y yo pensar vanamente que ambos vemos lo mismo? Dichas preguntas nos alejan de la verdad tanto o más que lo desconocido. Por eso el sólo conocer o saber que uno no sabe nada realmente es lo más sabio que uno puede pensar paradójicamente.
Es complejo y es sencillo, es tan contradictorio como la vida misma, y tan fácil como la muerte que sólo se sujeta a la ley de la naturaleza, una ley que somos incapaces de conocer por completo, con la que tan sólo podemos conjeturar, y que es lo que la hace tan magníficamente misteriosa y sencilla.
Lo sencillo se encuentra en lo desconocido, un lujo que muy pocos pueden apreciar.
martes, 8 de diciembre de 2015
domingo, 31 de mayo de 2015
María
María despertaba un día de cada año para ver a su familia.
El mismo día del mismo mes cada 12 meses. Su fuerza venía del escaso tiempo
que, consideraba, había pasado junto a su familia en vida, y que, debido a su
enfermedad, se había reducido drásticamente en sus últimos momentos de aliento,
cuando tenía más cosas que compartir. Ese deseo tan intenso la recompensaba con
unas horas de vida en las que salía de su recinto funerario para asistir a una
reunión acogedora con su familia después de la larga espera.
Su aspecto, sin embargo, no variaba de un año al otro.
Conservaba la misma apariencia de una entrañable anciana risueña y llena de
vida. El camisón, que atrás en el tiempo había sido blanco, ahora sí que
guardaba un aspecto andrajoso y sucio, algo más común si pensamos de dónde
provenía: bajo tierra. La apariencia, a mi entender, debía mantener, sin
embargo, su brillo y delicadeza inicial porque se trataba de algo sagrado; el
cuerpo donde se refugia un alma.
La familia de María estaba acostumbrada a su presencia cada
año, y añoraban con impaciencia el día en que despertaría y se uniría a ellos
como en los viejos tiempos, cuando se divertían paseando a la vereda del río y
parando a comer natillas caseras en la confitería, un postre que le encantaba a
María.
Pero en la noche debía volver sin demora al cementerio, para
seguir con su letargo antes del próximo año. En ese momento la despedida era
dura, pero se volvía menos intensa gracias a la garantía de poder reencontrarse
al año siguiente. María, aún así, se preguntaba si era mejor cuando veía a su familia todos los días sabiendo que en
algún momento se acabaría, como ocurrió cuando estaba viva ;o si, por el
contrario, era preferible verlos una vez cada doce meses si eso garantizaba que
seguiría siendo así por siempre.
viernes, 24 de abril de 2015
Dioses, difíciles de ver
¿Quién es Dios? Es una de las muchas creencias humanas de la
que no podemos asegurar su veracidad.
La mayoría se han escudado en el hecho de que la perfección
y la armonía del universo no puede haberse creado de manera fortuita, sino
premeditada. Sin duda alguna es una buena razón para creer, ciertamente, que una fuerza superior ha construido todo este Mundo en gran medida, ya que está
demostrado que las cosas no ocurren por sí solas, sino que debe haber una causa
detrás. Sin embargo,¿Quién fue el autor de tal maravilla? ¿Los Dioses egipcios
en los que se creía al principio de los tiempos; los Dioses griegos o romanos , también
antiguos; o el más cercano Dios cristiano (o musulmán) del que la humanidad
tiene testimonio? A lo largo de la historia han nacido y muerto diferentes Dioses en los que se creía sin duda alguna, lo que nos hace preguntarnos por
qué motivo debemos creer que el actual catolicismo no es otra de esas
religiones con un Dios que nace y muere después de unas décadas de fe.
Existen pruebas de que personajes narrados en la biblia han
existido en la realidad, pero eso no da credibilidad a los sucesos que en ella
se narran, ni mucho menos a los acontecimientos milagrosos que se llevaron a cabo. Sin embargo, sí existen numerosas pruebas de la
herencia de gran parte de los pasajes y hechos ocurridos en la biblia, que han sido
obtenidos de las diversas civilizaciones que han poblado la Tierra. Una cantidad
elevada de ejemplos nos enseña, desde tiempos inmemoriales, que muchas narraciones
bíblicas están incluso copiadas de éstas antiguas creencias religiosas.
Podemos dudar de las sagradas escrituras entonces, incluso
aunque encontremos algunas similitudes con la historia, de lo que nos resulta
más difícil dudar va a ser de esa entidad creadora del Mundo y el Universo.
Ahora la creencia generalizada es en un único Dios, pero tampoco podemos
desechar la teoría de que sean varios (politeísmo), como se creía antiguamente,
y no estamos hablando precisamente de civilizaciones con falta de raciocinio.
Siguiendo la justificación de que el universo no salió
de la nada concluimos afirmando la existencia de este ser divino y omnisciente. Pero las
teorías sobre ese "dios" no deben acabar ahí, simplemente porque un
Dios como se describe en la biblia no es del todo creíble puesto que existen
muchas contradicciones en sus palabras y sus acciones ¿Un dios es único si se
convierte en padre, hijo y espíritu santo? Aunque estas tres cosas se digan que
son la misma, en realidad encontramos que son diferentes porque de lo contrario no existiría la necesidad de
nombrarlos por separado. De hecho, en el nacimiento del cristianismo hubo una
gran polémica respecto al tema ¿No es entonces el cristianismo una
religión con más de un Dios contradiciendo a las propias escrituras? Como estas
encontramos muchas preguntas que son imposibles de responder porque no obedecen
a algo lógico, sino contradictorio.
Los Dioses griegos y egipcios son más fáciles de descartar
puesto que se le atribuyen una cantidad de cualidades humanas de las que un
Dios como el Creador no puede disponer, puesto que es un ser superior a
nosotros. Por no mencionar que la necesidad de la existencia de estos Dioses se
debía principalmente a un intento por explicar los fenómenos de la naturaleza
como son las estaciones, los terremotos, incluso el cultivo (me refiero con
esto al nacimiento, crecimiento y obtención de frutos) de las plantas.
A pesar de la frágil teoría que sustentan estas religiones
es sin duda apreciable que las casualidades no existen y que lo inevitable es
lo único que nos lleva a un fin. De modo que olvidándonos de todas las teorías
propuestas hasta ahora sobre un Dios Creador del cielo y la tierra, me aventuraré a emprender una conclusión propia que se distingue casi
al cien por ciento de las anteriores. Sólo va a tener como denominador común la
confirmación de la creación del Universo como un hecho premeditado y no
azaroso:
Se trata de un protagonista al que no nombraré como
"dios", puesto que ese término está ya determinado para otro tipo de objeto que no tiene relación con mi idea. Conoceré a este Creador como una
tremenda fuente de energía y fuerza que hace posible una cantidad de
coincidencias que llevan a la vida, y que
posee una inteligencia y un poder muy superiores, tan superiores e
infinitos que no puede ser otra cosa que todo. Lo hallamos en cada galaxia,
cada sistema solar, cada planeta, cada persona, cada microorganismo, cada
célula, cada molécula, cada átomo, cada sentimiento, la humanidad... lo es TODO.
Pensándolo bien, en esto es también muy cercano al Dios del cristianismo que se
encuentra en todas partes, pero no hay que olvidar que ese Dios es capaz de
hablar y de sentir como una persona, a diferencia de esta energía y poder, que
no va a ser muy diferente del espacio y el tiempo (en mi segundo artículo "el tiempo es la clave" podemos
hallar la explicación a esto), algo ajeno a nosotros porque no poseerá
humanidad, pero algo con lo que todos contamos dentro de nuestra persona tanto
física como emocionalmente. Al tratarse de todo lo existente que, por así
decirlo, da lugar a cualquier acontecimiento que ocurra en el Universo, yo me
lo imagino como una red de telarañas que sostiene el Mundo y a cuyos
movimientos están sometidos todos los fenómenos. Esta
"red", al encontrarse en cada parte y ser cada cosa, no dispondrá de
atributos humanos, ni tendrá necesidad de presentarse para obrar milagros. Los dioses humanoides
como los de las religiones se contradicen también en este detalle, puesto que
si su poder es infinito no habrá necesidad de enviar a un mesías que divulgue
la palabra porque, sencillamente, no tienen la humanidad siquiera de pensar en
convertirse en Dios, simplemente lo serán, y no necesitarán
para ello la ayuda de
la fe.
Esta fuerza suprema no tendrá sentimientos propios, ni
objetivos, ni proyectos para nadie. Simplemente se encontrará ahí para hacer
avanzar la vida de todas las cosas y contar historias.
martes, 3 de marzo de 2015
Muere un día
Decidido a levantarme para hacer trabajar a mis piernas
aproveché para dar una vuelta por el casco histórico de la ciudad. Pasé por la
glorieta, el lugar donde cientos de personas se habían reunido una vez para alabar
las maravillosas melodías de una banda amateur, más pegadiza de lo que en un
principio se esperaba. Los jóvenes músicos entrados ya en una adolescencia
avanzada parecían brillar ante los focos de luz de colores que se proyectaban
sobre ellos, pero alguien destacaba por encima del resto de amigos. Un chico
apuesto de rasgos suaves y tez clara que dejaba ver unos ojos verdes esmeralda
bastante atrayentes y salvajemente despreocupados. Él marcaba el ritmo y todos lo seguían con gran
confianza y sin temor a errores, los errores eran para quien tenía miedo a
fallar, pero ellos no entendían ese sentimiento.
Continué por las
oscuras callejuelas del centro, rodeadas de un ambiente helado y una calzada
resbaladiza por el rocío. Mi regular respiración exhalaba un vaho blanco
parecido al humo del tabaco, para luego inhalarlo por la nariz provocándome
unas punzadas de dolor intensas pero efímeras. Cerca del parque hacia el que
dirigí la vista estaba la plaza de los apóstoles, donde todo había comenzado
una vez, con un pequeño hombrecito aprendiendo a tocar la armónica de "la
vida", recordada así porque gracias a esa pequeña herramienta de metal
aquel niño se ganaba unos cuantos centavos, lo justo para las tres comidas del
día, que aunque, por el aspecto quizás, no era un alimento digno de llevarse a
la boca, el chico lo engullía con glotonería y entusiasmo, provocando las
miradas de desaprobación de la gente que pasaba por su lado, con intenciones
que ni siquiera llegaban a rozar los pensamientos de un niño feliz con tener
algo de comer.
Continué mi camino, esta vez dirigiéndome cerca del río, por
donde corría un brisa más helada si cabía que la de la misma agua. Allí, justo
donde unos cisnes y unos cuantos gansos se amontonaban en la orilla había
aparecido un grupo de jóvenes años atrás, aquel sitio se les antojó su guarida
y lugar de planificación. Esa época fue una de las mejores de sus vidas.
Charlaban y planeaban su futuro como banda de rock, se contaban los amores y
las desventuras, se llevaban sus guitarras para ensayar y unos aperitivos para
acompañar. El chico de la armónica y de ojos esmeralda era el más vivo y
risueño, consideraba que su labor era la de llevar al grupo a una unión que
fuese imposible de separar incluso por la propia muerte. <Que irónico>, pensé
en ese momento. Él daba los discursos alicientes que rebosaban de carisma hacia
sus interlocutores, que lo escuchaban con atención y con un destello brillante
en la mirada. Observándolos con detalle, en una escena me pareció ver al sol
alumbrando a los planetas de su sistema solar. Cuando me quise dar cuenta, esos
ojos destellantes me observaban desde la ribera del río, directamente se
clavaron en los míos permitiéndome deliberadamente, adentrarme en su mente. El
chico sabía quién era y porqué estaba allí, pero percibí con asombro una gran
frialdad, seguramente incapaz de dirigirla a otra persona que no fuese yo.
No quise detenerme más en ese recuerdo y eché a andar de
nuevo, sin un rumbo fijo, porque daba igual donde me dirigiese, siempre
llegaría al pasado del chico de la gran sonrisa.
Pero el momento se acercaba cada vez más, y las salidas se
desvanecían dando paso al único camino que debía seguir y en el que comenzaba
mi trabajo.
Avanzando en la neblina llegué a vislumbrar algo al final de
un puente, alguien de pie y de ojos verdes me esperaba al otro lado, de modo
que aceleré el ritmo hasta que estuve frente a él.
-¿Que quieres, porqué me sigues?- me preguntó en un tono
desafiante. Su expresión, aún así, me dejaba entrever su perplejidad.
Después de escuchar tantas veces las mismas preguntas mi
mente se había colapsado hasta tal punto que mi respuesta era un acto reflejo
que no distaba de miramientos ni de detalles. Todos eran, al final,
innecesarios.
-Vengo a por ti, debes venir conmigo. Esto se ha acabado
para ti.
El chico me miró con su hermoso rostro sin decir una
palabra.
-Ya sabes quién soy, no necesitas más. Sólo debes
acompañarme-. Me acerqué a él pero retrocedió y tropezó cayendo en la carretera
del puente. Ahora su ropa y su rostro tenían matices marrones por el barro que
había saltado. Esa noche había llovido bastante.
-No sé qué haces aquí ¿porqué no te vas donde te necesiten?
A mi todavía me quedan muchas cosas por hacer y muchos lugares que ver. ¡No es
mi hora!
Giré la mirada hacia la derecha, debajo del puente sobre el
que nos encontrábamos el río corría fuerte y su caudal había aumentado gracias
a la tormenta de anoche. Agudicé mis ojos hasta que pude ver con claridad el
coche que había caído desenfrenado por el borde del puente hasta el río, y que
ahora estaba hundido en el agua con su conductor al volante, un chico de ojos
esmeralda al que le había resultado imposible abrir la puerta del auto debido a
la presión, y que no había podido aguantar la respiración más de un minuto,
hasta que sus pulmones encharcados le
habían fallado y el corazón se le había parado, dejando el cuerpo inerte en un
flotante equilibrio bajo el dulce circuito del agua.
-¡Todavía pueden salvarme! Sólo necesito que alguien venga a
rescatarme y sea tan amable de llevarme a un hospital. No está todo perdido.
¡Dame un poco más de tiempo!
Su actitud ahora era desesperada, las lágrimas le resbalaban
por las mejillas rojas de la tensión y la angustia. Comenzó a hiperventilar sin
dejar ningún rastro en el aire, de su respiración ya no salía ese vaho blanco
del invierno, sus llantos ya no se escuchaban en el mundo, todo había cambiado
de un momento a otro, y comprendía perfectamente que ese cambio repentino era
la clave de su tristeza desgarradora y de su desesperación, pero ya no había
vuelta atrás. La vida es un cúmulo de sorpresas, a veces buenas y otras malas,
pero a todos nos llegan ambas a la hora establecida.
Por un momento me apiadé de él. Sabía el tipo de persona que
era, había estado observándolo durante un tiempo porque algo que emanaba de
aquel chico atraía con una fuerza tremenda a todo el que hubiese visto esos
ojos inspiradores. Que a menudo eran despertados o emocionados por su
fascinación desde las pequeñas e inexpertas notas de la armónica, hasta la batería estruendosa de
ritmo rockero.
El chico leyó mi cara, aunque fuese algo parecido a un
demonio no significa que de vez en cuando pudiera responder de manera humana a
las emociones de alguien en particular.
-No necesitas más tiempo, has hecho todo lo que tenías que
hacer, lo has hecho todo. Y no debes angustiarte porque esto vaya a acabar, te
espera un camino nuevo que seguir, más sitios que ver, más cosas que descubrir,
más sensaciones que sentir y más personas que conocer.- Esa iba a ser toda
respuesta final que diese al joven, cosa que pareció entender porque después de
un rato sentado en la acera se levantó y me miró resuelto.
-Está bien, iré contigo si me prometes una cosa-. Tal
petición realmente me sorprendió, sentía que su mente había girado ciento
ochenta grados. Se había tranquilizado y pensaba normalmente. Era como si en el
fondo, él esperase lo que estaba a punto de ocurrir.
-¿De qué se trata?
Vi cómo se sacaba un objeto plateado del bolsillo, el
instrumento se encontraba en su peor momento, pero sin duda se trataba de la
vieja armónica de aquel niño que con cinco años había conseguido la atención de
personas asombradas por su genio musical.
-Esto es para ti. Sé que llevas años observándome, y no eres
el único, yo también te he observado. No sé que eres realmente, si un espíritu
mensajero, un demonio, un ángel de la guarda, pero ¿Sabes qué? me da igual,
porque sé que siempre has estado ahí para protegerme. Que cuando las cosas me
iban mal, tu aparecías inclinando la balanza hacia el lado contrario, y también
estoy seguro de que has puesto fin a mil batallas que se han librado por
razones despiadadas y sin rumbo, es por eso que te ofrezco esto como recompensa
por todo lo que has hecho por mí, y lo que seguirás haciendo por los demás.
Confío en ti y por eso te seguiré.
Me quedé atónito. Nunca antes había escuchado tal revelación
hacia mi persona. No daba crédito a las palabras que había recibido mi oído de
águila. ¿Era cierto que alguien a quien estaba condenando a morir, aunque fuese
un hecho irremediable, estuviese agradeciéndomelo? Es cierto que lo observé y
cierto es también que sin darme cuenta pude influir positivamente en algún
momento de su vida, pero si así fue no lo hice exclusivamente por él, sino por
el simple placer del entretenimiento, y puesto que era una persona interesante,
las cosas no debían acabar tan rápido. Pero ese era el único motivo por el que
de vez en cuando mi mente sin pensarlo tendía a cuidarlo y protegerlo. Sin
embargo, y dejando todo eso de lado, la persona que está aquí ahora es la que
viene a por su alma, todos los demás habrían suplicado entre lágrimas como él
hacía hace un momento, pero nunca me había enfrentado a una situación en que la
persona que se hallaba al límite encontrase un resquicio de humildad y
humanidad con la que me llegase a comprender de alguna forma, incluso hasta el
punto de ofrecerme un objeto sagrado para él. Deseé con todas mis fuerzas que
sus palabras hubiesen sido la verdad de mis intenciones pasadas.
Sin darme cuenta unas gotas cálidas comenzaron a resbalar
por mis huesudas mejillas, las primeras en todos mis días de vida. Me llevé la
mano a la cara limpiándome sorprendido esas muestras de afecto que habían
nacido de unos ojos sin brillo ni vida.
Contemplé al joven, que de repente me inspiraba terror, un terror por otro lado
placentero, puesto que era una persona capaz de cambiar mi vida de un momento a
otro.
Fue el chico el que se acercó a mi entonces, me cogió la
mano y me posó el instrumento rodeándome los dedos sobre él provocándome un
escalofrío .
Sonrió, y fue una sonrisa brillante, la más brillante y también la
más triste que había existido.
miércoles, 25 de febrero de 2015
El amor todo lo puede
Hasta ahora se ha especulado que puede tratarse de una
enfermedad cerebral, un estado de ánimo, o incluso, simples celos hacia una
persona en la que ves todas las cualidades que te gustaría poseer.
Creo sinceramente que el amor tiene varios estados; el primero
es un amor pasional, un estado fugaz que se refiere al momento en que sientes
una atracción fuerte hacia una persona que se acerca a ti de manera más bien
inesperada. Es intenso en un principio, pero poco a poco desaparece. Da la
casualidad de que desparece no cuando estás lejos de esa persona, sino cuando
te encuentras a su lado y comienzas a conocerla. De hecho, en un principio
habías idealizado de forma irremediable a ese individuo al que realmente desconocías,
y después te has dado cuenta, de que esa persona, al igual que todos, tiene sus
defectos. En este periodo de tiempo, a veces largo, y otras corto, en el que la
chispa del principio ha desaparecido, surgen dos caminos: el de dejar de amar a esa persona al haber
comprendido que la magia era tan sólo un estado temporal, o comenzar a
quererle. Hay quien pierde completamente
esa atracción hacia el otro sujeto, llevando a la separación, mientras que
quien lo transforma en algo más profundo se percata de que, aún sin ser la
persona imaginada, sí es con la que querrá pasar el resto de su vida, porque sus
cualidades serán más que sus defectos.
Se forma así un vínculo de amor pasivo, menos carnal, pero
más profundo, que se enfoca sobre todo en un amor familiar y deja escapar la
fugacidad del flechazo. Comienza a desarrollarse cuando la familia aumenta con
el nacimiento de los hijos y los nietos, uniéndolos más en esa dependencia de
pareja y el compromiso establecido.
Siendo así esto, y llegados a este punto, este tipo de amor
no es puesto a subestimar. El amor será varias cosas unidas en nuestra mente
debido a la complejidad del cerebro humano. Por un lado lo formarán los celos,
que llevan a la admiración y a la atracción hacia el otro sujeto; también se caracterizará por un estado de
ánimo de la mente, que al segregar las hormonas tiroideas incrementa la
sensibilidad del cuerpo y el desarrollo de la adrenalina. Y la pregunta que me
hago habitualmente es ¿Sería posible calificarlo de enfermedad? Sin duda tiene
aspectos que la ciencia debería aprobar como signos de trastorno mental debido
a que en ocasiones se producen reacciones exageradas que llevan a actuaciones
peligrosas o que podrían tildarse de locas, pero resulta que en nuestro mundo
existen una serie de elementos que hallamos en nosotros llamados emociones
humanas, y que tienen que ver de manera directa con este sentimiento amoroso,
puesto que el amor es una emoción, la emoción por excelencia.
Una enfermedad lleva al mal funcionamiento de un elemento en
concreto de nuestro cuerpo, y este término siempre lo encontraremos referido a oraciones
peyorativas. Sin embargo, y a pesar de ser la fuente de numerosos problemas
debido a su naturaleza de desencadenante emocional , el amor es, sin lugar a
dudas, la fuerza más necesaria con la que contamos.
Porque ciertamente, el amor es lo que moverá el mundo. No
sólo el amor hacia la familia, los amigos, o la pareja, sino el amor hacia la
vida. El amor que sientes cada mañana cuando te despiertas y sabes que estás vivo es el que te ayuda a
levantarte y emprender tu camino, sea cual sea. Por eso, el amor a uno mismo es
el más importante, sin él eres incapaz de ver la realidad que te rodea. Y si
esto es así, si se trata de un elemento que forma parte de algo tan importante
como la vida misma, será imposible comprenderlo como enfermedad. Sí en cambio,
reiterándome en mis palabras anteriores, como la fuerza que despierta y mueve
el mundo.
lunes, 16 de febrero de 2015
La contradicción del Universo
Todo a nuestro alrededor está formado por los opuestos. Esto
quiere decir que toda cosa material o inmaterial va a tener un opuesto
irremediablemente. En el caso de la materia, será la anti-materia; de la luz, la
oscuridad; del bien, el mal; de la felicidad, la tristeza; de la vida, la
muerte... y podría mencionar combinaciones infinitas. Como es fácilmente
observable, estas combinaciones se expanden a todos los ámbitos, y las llamo
combinaciones por una sencilla razón: porque no serían capaz de existir la una
sin la otra.
Digamos que no existe la luz, de este modo el concepto
oscuridad como ausencia de luz desaparecería, y la oscuridad tornaría a no
existir, es de hecho imposible que uno de estos elementos exista sin su
contrario.
No podríamos decir que una persona está haciendo el mal si
esto es lo único que conocemos, y si el mal es lo único que conocemos,
¿seríamos capaces de existir? Posiblemente no, al igual que si estuviésemos
dominados por la oscuridad, la ausencia de luz acabaría con toda la vida
terrestre si es que alguna vez hubiese podido formarse. Al igual que si no
existe el todo, no existiría la nada, el universo entero está regido por estas
leyes inalterables de la existencia.
Este concepto es, por supuesto, aplicable a la vida y la
muerte. Podríamos describirlo como dos puntos al final de un segmento que los
une. Y los une por la razón anterior, porque sin uno, el otro es imposible. Estos
dos puntos unidos al mismo tiempo, alimentan al otro extremo por esa línea de
interrelación, por eso la muerte que todos tenemos destinada, va a ser objetivo
de beneficio para la vida. Como es bien sabido, el ciclo de la vida es
nacimiento, desarrollo y muerte (de manera simplificada), muerte que sirve a
los animales, plantas y seres humanos para alimentarse y así, nacer, crecer y
morir. Al igual que el ciclo de la vida, los opuestos tendrán un modo en que
volver al principio, porque precisamente, los polos puestos, son atrayentes,
pero no será a través de un ciclo sino que transcurrirá en el ir y venir de
esta línea o segmento. El mal llevará a la actuación del bien por necesidad, la
tristeza llevará a la felicidad pasando por ese tránsito de un punto al otro, y
así todo llevará a su contrario. Será concluyente de esta última parte que no sólo van a existir estos
opuestos, sino que la línea que los separa es de hecho, también un estado
diferente del elemento que los forma, encontrándonos así con los opuestos y el
intermediario. El segmento nos lleva a un punto intermedio, el cual es
imposible evitar en el transcurso de estos dos opuestos. El estado intermedio
tiene diferentes niveles según la parte del segmento por la que cruza, y es el momento culmen en que se llegará a
desarrollar el elemento y definirse antes de llegar al otro extremo. Es decir,
este proceso será el necesario para el desarrollo de la vida, el desarrollo de
las emociones, y el desarrollo de todo tipo de existencia material o
inmaterial. Como ejemplo usaré la construcción de un castillo, sin poner el
primer ladrillo, sería imposible llegar al último (el otro extremo), igual que,
sin quitar primero el último y continuar quitando de forma contraria a como lo
has ido construyendo, resultaría imposible su "desarrollo" contrario
(hacia el otro extremo), sin producir un
derrumbamiento.
Es por esto totalmente necesario el seguimiento de la línea
cuando cruzamos de un extremo al otro, y no será posible un ciclo, puesto que
este no tendrá un final o un principio definidos, contrariamente a lo evidente.
Concluyendo con lo principal, el Universo por completo va a
constar de esta contradicción infinita, que será necesaria para su existencia.
domingo, 1 de febrero de 2015
La animación
A pesar de ser generalmente apreciado por menores de edad,
he sido afortunada al darme cuenta de su importancia. Las películas
protagonizadas por personas reales nos hacen ver otra parte de la realidad,
pero no hay que olvidar que sigue siendo la realidad en gran magnitud.
La animación, contrariamente a lo que muchos piensan, es un
mundo apreciable por todas las edades, y sin lugar a dudas, reconfortante para
todas ellas. Es uno de los pocos medios que nos hacen ver la vida de una forma
más sencilla, lo que es mucho más fácil de comprender, y a través del cual
hemos aprendido desde pequeños los pilares fundamentales en los que se sustenta
la realidad de la sociedad. Forman, por todo ello, una parte fundamental de
nosotros, nos aísla durante un tiempo de nuestro día a día cotidiano y nos
distraen de los continuos acontecimientos que sacuden a la humanidad.
Recuerdo los cortos de Disney, los cuales te enseñaban sin
necesidad de diálogo, y con una magnífica banda sonora de fondo, los valores de
la vida y del planeta. Te mostraban cómo respetar, cómo amar, cómo hacerte
valer y cómo perdonar a los que no gozaban de estas cualidades. Personalmente
me siento feliz de haber crecido acogida por estas grandes obras animadas
y puedo presumir de haber aprendido, y seguir aprendiendo, cosas a partir de
los pequeños ejemplos que recibía y recibo con entusiasmo.
Sus escasas líneas y colorido nos aparta de los complejos
diseños y detalles que hallamos en la vida real transportándonos a un mundo
donde la única barrera es la pantalla del televisor, pero en el que hayamos un
universo infinito de posibilidades que nos relaja y nos hace parecer que lo imposible sea
posible.
sábado, 31 de enero de 2015
Nuestras dos personalidades
Debemos plantearnos primero una división de la mente, en
ella encontramos el subconsciente (que actúa sobre todo en los sueños), y el
estado consciente (ligado a nuestro estado habitual).
Nuestro subconsciente, según lo que escribí en el artículo
anterior sobre los sueños que son manipulables, puede ser, de esta forma, controlado
en cierto grado por nosotros mismos.
Si esto es posible, ¿no significa que en nuestro cerebro
existen dos formas de actuación diferentes? Puesto que una puede controlar a la
otra deben de haber necesariamente dos, suponiendo que no sean más. Aquí es
donde llego a comprender las dos personalidades que guardamos.
Existe un estado en el subconsciente que es capaz de salir
incluso cuando estamos despiertos, en ese caso una persona actuará sin ser
consciente de estar haciéndolo. Se encuentra en una fase parecida a la REM, y al volver en sí no recuerda nada de lo ocurrido en ese estado. Es posible
que nos haya pasado en varias ocasiones, pero poco probable que nos hayamos
percatado de ello. Cuando dormidos es
además apreciable en los casos de sonambulismo.
Es decir, no sólo podemos subyugar el otro estado a los
sueños, sino que de vez en cuando es palpable en el "mundo real". Me
aventuraría a decir que algunas enfermedades como la esquizofrenia o la
psicosis pueden estar marcadas por esta "otra personalidad". Sin duda
una parte del cerebro ha sido dañada, lo que significa, no que sea incapaz de
funcionar, sino que funcionará de manera diferente, o incluso, activando
algunas zonas cerebrales que personas en un estado de salud mental sano no
podrían despertar.
Pero volviendo al tema del "ente" apartado de
nosotros, encontramos que esta otra persona no será otro que nosotros mismos.
¿Cómo es esto posible?
Sencillamente el subconsciente va a actuar según nuestros
recuerdos y los sentimientos que esos recuerdos nos generan. No es un
personalidad completamente distinta a mi porque está formada por todas nuestras
vivencias pasadas y mensajes que sólo él puede almacenar, de otra forma,
nosotros conscientes no estamos dotados de toda esa información, y sólo una
pequeña parte será recordada en la vigilia. Puesto que en nuestra cabeza
conviven dos formas diferentes de actuación y recopilación de datos volvemos a
dividir la mente en dos personalidades, pero no completamente independientes
puesto que se apoyan la una en la otra.
Entendiendo esto seremos capaces de pensar en la capacidad
de actuar en los sueños de manera consciente. Digamos que el subconsciente no
puede ser subyugado bajo el estado consciente ni viceversa, y al estar relacionados
irremediablemente seremos capaces de "actuar" y de "dejar
actuar" al otro yo, teniendo en cuenta que esto siempre se llevará a cabo
cuando uno de los dos esté en un estado más débil (A la hora del sueño el
estado consciente estará más débil, en cambio, en la vigilia, el subconsciente
es el que tendrá menos poder de actuación), que puede estar condicionado por
diversas razones. Es aquí donde Freud afirmará que las emociones enterradas en la superficie del subconsciente subirán a la superficie consciente durante los sueños, y que recordar fragmentos de estos sueños puede ayudar a despertar los sentimientos enterrados.
Para resumir con una conclusión: el subconsciente será otra parte de nosotros mismos que actuará de manera diferente debido a esos recuerdos
que sólo él puede almacenar, pero que sólo recopilará estando, por otra parte, irremediablemente unido a nosotros.
jueves, 29 de enero de 2015
¿Podemos manipular nuestros sueños con la mente?
Yo estoy convencida, hay quien no lo está, pero todo depende de
la propia experiencia. En mi caso ha sido en varias ocasiones cuando he podido
cambiar el curso de los acontecimientos que ocurrían dentro del sueño. Y ya no
se trata únicamente de haber acontecido lo que estoy pensando, deseando, o
temiendo en ese momento, sino que, cuando despierto recuerdo la sensación de
haber sido yo la que ha manipulado la parte onírica de mi cerebro.
Freud afirma que nuestros sueños son representaciones de
nuestros miedos, deseos, pasiones...¿ No es esto prueba suficiente para afirmar
que nuestra mente, dependiendo del estado en que se encuentre, reproducirá un
sueño u otro? ¿No se puede entender que a partir de este
punto existe una manipulación indirecta del sueño?
Llegando a esta parte comencé a plantearme acerca de los dos
estados de la mente, el estado consciente y el subconsciente, y elaboré una
teoría sobre estas dos "personalidades" que podemos hallar en nuestro
cerebro, y de las que hablaré en el próximo artículo.
Empecé por investigar sobre estos singulares sueños en los
que podía controlar lo que ocurría, y encontré una teoría bastante interesante;
se trata de los sueños lúcidos, cuyo porcentaje entre la población es menor que
el de un sueño común. Digamos que es un estado mental en el que te encuentras soñando, siendo consciente de ello, lo que te da la habilidad de
manejar los sucesos a voluntad. Son también de ayuda a la hora de mejorar
nuestra vida a través de experiencias o situaciones nuevas que en la realidad seríamos
incapaces de experimentar.
Fue la única teoría que encontré que era capaz de sustentar
algunos pilares de mi idea, pero realmente no los cubría todos; en estos
extraños sueños mi mente no era capaz de cambiar todo a voluntad, solo algunos
pequeños aspectos de la escena, además, en este tipo de representaciones
mentales, mi estado de inseguridad al no saber lo que podía ocurrir permanecía
en todo momento, por lo que no estaba completamente consciente de estar
soñando.
La única conclusión a la que llego es que nuestra capacidad
cerebral es capaz de controlar el subconsciente al igual que controla el cuerpo
a través del auto-convencimiento y la seguridad en uno mismo.
Lo que afirmo en este momento va a contradecir a Sigmund
Freud al especular este, a mediados de 1900, que no somos capaces de manipular o
controlar nuestra mente.
miércoles, 28 de enero de 2015
El tiempo es la clave
En el artículo anterior mencioné el tiempo como la clave de todo pero no le di una explicación a mi afirmación. Ahora aclararé a lo que me refería: el tiempo, tan ambiguo y misterioso es el elemento por excelencia siempre nombrado junto al espacio. Sin embargo, yo destaco el uno sobre el otro debido a diversas razones: el tiempo te dice lo que eres, lo que has sido y lo que
serás. Te cuenta tu historia y la de todo. Te hace poder predecir y actuar
conforme a lo predicho, o te ayuda a elegir conforme a lo vivido en el pasado.
El tiempo es lo único en lo que se basa nuestra existencia. Sin él no
existiríamos, al igual que el espacio.
Calcular las horas de vida de un individuo, sin embargo, nos
resulta hasta ahora imposible y eso es seguramente porque hemos adaptado
nuestras medidas al tiempo. Somos nosotros los que deberíamos adaptarnos a él,
y en cambio, hemos establecido un parámetro de medición del tiempo que sea
adaptable a nuestra existencia humana. Medimos los años, las horas, los minutos
y los segundos, pero eso no es realmente lo que el tiempo significa. De hecho,
existen ocasiones en que se ralentiza para unas personas, mientras
que para otras se acorta, u ocasiones en
las que el reloj falla porque en un año se añade un día a un mes que
normalmente tiene 28 días (año bisiesto). Es bastante sabido, de hecho, aunque sin una confirmación científica, que en los agujeros negros el tiempo pasa de forma diferente a como lo hace en la Tierra. Éstos son pequeños detalles que nos
hacen ver lo equivocados que estamos respecto al tema, pero ¿qué otra opción tenemos si no es
adaptar el tiempo a nuestras leyes matemáticas? Por supuesto, nosotros no
podemos adaptarnos a él, sería increíblemente caótico y siquiera posible
pensando en nuestras capacidades.
El tiempo no tiene forma, no puede verse al microscopio ni
tampoco tiene vida. Es lo único que impregna cada rincón de este mundo, universo, espacio... Y sin embargo es del que menos sabemos. Esto me ha hecho
pensar y darme cuenta de que realmente estamos venerando al Dios equivocado,
porque si ciertamente existiese un Dios que no puede ser visto ni tocado pero
que verdaderamente hace milagros como es la historia misma, ese Dios no puede
ser otro que el propio tiempo. El que nos dio la vida y el que nos la quita. El
que crea y destruye, y el que no puede ser más completamente ajeno a nosotros,
ni puede estar tan plenamente unido a nosotros. Es lo único que sabemos con
certeza de su existencia, a parte de la nuestra. Sin embargo, estamos subyugando este fenómeno tan importante a una palabra creada para definirlo conforme a nuestras necesidades, por lo que la palabra "tiempo" no será ciertamente la idea que en nuestra mente se genera, será mucho más, tanto más que se convierte en un fenómeno que nosotros no podemos llegar a comprender por completo.
martes, 27 de enero de 2015
La imaginación no es lo que todos creemos
En los libros que leo encuentro en varias ocasiones alguna que otra similitud con mis propias vivencias o historias que perfectamente me hubiesen podido ocurrir a mí. En realidad las novelas solo tienden a contar lo que la imaginación de un autor puede albergar, pero siempre he sido de la opinión de que si puede llegar a la imaginación, también puede volverse realidad. Un sabio dijo una vez: <<pienso, luego existo>>. Pues posiblemente algo parecido sea mi manera de ver la imaginación; si piensas algo es porque o existe, o es capaz de existir. Hasta hace poco las películas que hemos visto de ciencia ficción eran solo eso, ficción. Pero ahora hemos comenzado a observar cambios impresionantes, sobre todo en el sector científico y tecnológico, que nos han hecho comprender que las locuras de las películas de ciencia ficción son sólo conjeturas de lo que posiblemente exista en un futuro próximo. Puedo comprender que no todo lo imaginable pueda ser trasladado a la realidad en un momento determinado, pero sí a lo largo del tiempo, al fin y al cabo, el tiempo es la clave de todo.Por ello me gustaría aclarar que según mi manera de pensar, una obra de arte o cualquier objeto diseñado por el ser humano no es otra cosa que algo basado en otro pensamiento o idea apreciado anteriormente, y que es posible haberlo observado de manera consciente o inconsciente (sin siquiera haberte percatado; como es en los sueños y/o el subconsciente).
La imaginación, por tanto, no es infinita, tiene unos límites impuestos por la mente humana y por el mundo que le rodea o, lo que cree* que le rodea.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)