arte de Miyazaki

martes, 8 de diciembre de 2015

Lo sencillo en lo desconocido

Pensando como estaba en lo complicado que es vivir, morir sería más fácil. No significa que quiera morir, ni que nadie deba morir, ni mucho menos, pero sí que considero que es algo que al surgir por sí solo y que no conlleva decisión alguna puede llegar a ser una de las pocas cosas más sencillas que nos ocurran en la vida. ¿Acaso no sabemos que toda cosa material tiene un final? Está claro que es lo único que podemos decir con certeza. La naturaleza de la vida es la muerte, no hay opciones, no hay escapatorias. A pesar de que siempre he sido una defensora de que nada es imposible, esto nos supera, y puede que sea la primera cosa que así lo haga (no la única). Pensamos que somos los más listos, nuestro conocimiento aumenta cada día, pero a la vez que se llena de verdades, se llena de preguntas. Existía una figura lo suficientemente sabia como para admitir que <<sólo sé que no sé
nada>>. Fue la frase que posiblemente le dio su fama mundial ¿Quién en este momento estaría dispuesto a pensar tal locura, después de tanta investigación e invención? ¿Que no sé nada? ¿Y todo lo que he aprendido desde que nací qué? ¿no sirve? Por supuesto que sirve, te sirve a ti. A una araña o a un gato seguramente no les sirva de nada, y les sirva más lo que han aprendido por ellos mismos para sobrevivir, a esto es a lo que se refería nuestro amigo, ¿Cómo sé que esto es así y que no es de otra manera para otros?, ¿ Cómo sé que una persona no puede verlo de una forma totalmente distinta a la mía, y yo pensar vanamente que ambos vemos lo mismo? Dichas preguntas nos alejan de la verdad tanto o más que lo desconocido. Por eso el sólo conocer o saber que uno no sabe nada realmente es lo más sabio que uno puede pensar paradójicamente.
Es complejo y es sencillo, es tan contradictorio como la vida misma, y tan fácil como la muerte que sólo se sujeta a la ley de la naturaleza, una ley que somos incapaces de conocer por completo, con la que tan sólo podemos conjeturar, y que es lo que la hace tan magníficamente misteriosa y sencilla.
 Lo sencillo se encuentra en lo desconocido, un lujo que muy pocos pueden apreciar.

domingo, 31 de mayo de 2015

María

María despertaba un día de cada año para ver a su familia. El mismo día del mismo mes cada 12 meses. Su fuerza venía del escaso tiempo que, consideraba, había pasado junto a su familia en vida, y que, debido a su enfermedad, se había reducido drásticamente en sus últimos momentos de aliento, cuando tenía más cosas que compartir. Ese deseo tan intenso la recompensaba con unas horas de vida en las que salía de su recinto funerario para asistir a una reunión acogedora con su familia después de la larga espera.
Su aspecto, sin embargo, no variaba de un año al otro. Conservaba la misma apariencia de una entrañable anciana risueña y llena de vida. El camisón, que atrás en el tiempo había sido blanco, ahora sí que guardaba un aspecto andrajoso y sucio, algo más común si pensamos de dónde provenía: bajo tierra. La apariencia, a mi entender, debía mantener, sin embargo, su brillo y delicadeza inicial porque se trataba de algo sagrado; el cuerpo donde se refugia un alma.
La familia de María estaba acostumbrada a su presencia cada año, y añoraban con impaciencia el día en que despertaría y se uniría a ellos como en los viejos tiempos, cuando se divertían paseando a la vereda del río y parando a comer natillas caseras en la confitería, un postre que le encantaba a María.

Pero en la noche debía volver sin demora al cementerio, para seguir con su letargo antes del próximo año. En ese momento la despedida era dura, pero se volvía menos intensa gracias a la garantía de poder reencontrarse al año siguiente. María, aún así, se preguntaba si era mejor cuando veía  a su familia todos los días sabiendo que en algún momento se acabaría, como ocurrió cuando estaba viva ;o si, por el contrario, era preferible verlos una vez cada doce meses si eso garantizaba que seguiría siendo así por siempre.

viernes, 24 de abril de 2015

Dioses, difíciles de ver

¿Quién es Dios? Es una de las muchas creencias humanas de la que no podemos asegurar su veracidad.
La mayoría se han escudado en el hecho de que la perfección y la armonía del universo no puede haberse creado de manera fortuita, sino premeditada. Sin duda alguna es una buena razón para creer, ciertamente, que una fuerza superior ha construido todo este Mundo en gran medida, ya que está demostrado que las cosas no ocurren por sí solas, sino que debe haber una causa detrás. Sin embargo,¿Quién fue el autor de tal maravilla? ¿Los Dioses egipcios en los que se creía al principio de los tiempos;  los Dioses griegos o romanos , también antiguos; o el más cercano Dios cristiano (o musulmán) del que la humanidad tiene testimonio? A lo largo de la historia han nacido y muerto diferentes Dioses en los que se creía sin duda alguna, lo que nos hace preguntarnos por qué motivo debemos creer que el actual catolicismo no es otra de esas religiones con un Dios que nace y muere después de unas décadas de fe.
Existen pruebas de que personajes narrados en la biblia han existido en la realidad, pero eso no da credibilidad a los sucesos que en ella se narran, ni mucho menos a los acontecimientos milagrosos que se llevaron a cabo. Sin embargo, sí existen numerosas pruebas de la herencia de gran parte de los pasajes y hechos ocurridos en la biblia, que han sido obtenidos de las diversas civilizaciones que han poblado la Tierra. Una cantidad elevada de ejemplos nos enseña, desde tiempos inmemoriales, que muchas narraciones bíblicas están incluso copiadas de éstas antiguas creencias religiosas.
Podemos dudar de las sagradas escrituras entonces, incluso aunque encontremos algunas similitudes con la historia, de lo que nos resulta más difícil dudar va a ser de esa entidad creadora del Mundo y el Universo. Ahora la creencia generalizada es en un único Dios, pero tampoco podemos desechar la teoría de que sean varios (politeísmo), como se creía antiguamente, y no estamos hablando precisamente de civilizaciones con falta de raciocinio.
Siguiendo la justificación de que el universo no salió de la nada concluimos afirmando la existencia de este ser divino y omnisciente. Pero las teorías sobre ese "dios" no deben acabar ahí, simplemente porque un Dios como se describe en la biblia no es del todo creíble puesto que existen muchas contradicciones en sus palabras y sus acciones ¿Un dios es único si se convierte en padre, hijo y espíritu santo? Aunque estas tres cosas se digan que son la misma,  en realidad encontramos que son diferentes porque de lo contrario no existiría la necesidad de nombrarlos por separado. De hecho, en el nacimiento del cristianismo hubo una gran polémica respecto al tema ¿No es entonces el cristianismo una religión con más de un Dios contradiciendo a las propias escrituras? Como estas encontramos muchas preguntas que son imposibles de responder porque no obedecen a algo lógico, sino contradictorio.
Los Dioses griegos y egipcios son más fáciles de descartar puesto que se le atribuyen una cantidad de cualidades humanas de las que un Dios como el Creador no puede disponer, puesto que es un ser superior a nosotros. Por no mencionar que la necesidad de la existencia de estos Dioses se debía principalmente a un intento por explicar los fenómenos de la naturaleza como son las estaciones, los terremotos, incluso el cultivo (me refiero con esto al nacimiento, crecimiento y obtención de frutos) de las plantas.
A pesar de la frágil teoría que sustentan estas religiones es sin duda apreciable que las casualidades no existen y que lo inevitable es lo único que nos lleva a un fin. De modo que olvidándonos de todas las teorías propuestas hasta ahora sobre un Dios Creador del cielo y la tierra, me aventuraré a emprender una conclusión propia que se distingue casi al cien por ciento de las anteriores. Sólo va a tener como denominador común la confirmación de la creación del Universo como un hecho premeditado y no azaroso:
Se trata de un protagonista al que no nombraré como "dios", puesto que ese término está ya determinado para otro tipo de objeto que no tiene relación con mi idea. Conoceré a este Creador como una tremenda fuente de energía y fuerza que hace posible una cantidad de coincidencias que llevan a la vida, y que  posee una inteligencia y un poder muy superiores, tan superiores e infinitos que no puede ser otra cosa que todo. Lo hallamos en cada galaxia, cada sistema solar, cada planeta, cada persona, cada microorganismo, cada célula, cada molécula, cada átomo, cada sentimiento, la humanidad... lo es TODO. Pensándolo bien, en esto es también muy cercano al Dios del cristianismo que se encuentra en todas partes, pero no hay que olvidar que ese Dios es capaz de hablar y de sentir como una persona, a diferencia de esta energía y poder, que no va a ser muy diferente del espacio y el tiempo (en mi segundo artículo "el tiempo es la clave" podemos hallar la explicación a esto), algo ajeno a nosotros porque no poseerá humanidad, pero algo con lo que todos contamos dentro de nuestra persona tanto física como emocionalmente. Al tratarse de todo lo existente que, por así decirlo, da lugar a cualquier acontecimiento que ocurra en el Universo, yo me lo imagino como una red de telarañas que sostiene el Mundo y a cuyos movimientos están sometidos todos los fenómenos. Esta "red", al encontrarse en cada parte y ser cada cosa, no dispondrá de atributos humanos, ni tendrá necesidad de presentarse para obrar milagros. Los dioses humanoides como los de las religiones se contradicen también en este detalle, puesto que si su poder es infinito no habrá necesidad de enviar a un mesías que divulgue la palabra porque, sencillamente, no tienen la humanidad siquiera de pensar en convertirse en Dios, simplemente lo serán, y no necesitarán
para ello la ayuda de la fe.

Esta fuerza suprema no tendrá sentimientos propios, ni objetivos, ni proyectos para nadie. Simplemente se encontrará ahí para hacer avanzar la vida de todas las cosas y contar historias.

martes, 3 de marzo de 2015

Muere un día

Decidido a levantarme para hacer trabajar a mis piernas aproveché para dar una vuelta por el casco histórico de la ciudad. Pasé por la glorieta, el lugar donde cientos de personas se habían reunido una vez para alabar las maravillosas melodías de una banda amateur, más pegadiza de lo que en un principio se esperaba. Los jóvenes músicos entrados ya en una adolescencia avanzada parecían brillar ante los focos de luz de colores que se proyectaban sobre ellos, pero alguien destacaba por encima del resto de amigos. Un chico apuesto de rasgos suaves y tez clara que dejaba ver unos ojos verdes esmeralda bastante atrayentes y salvajemente despreocupados. Él  marcaba el ritmo y todos lo seguían con gran confianza y sin temor a errores, los errores eran para quien tenía miedo a fallar, pero ellos no entendían ese sentimiento.
 Continué por las oscuras callejuelas del centro, rodeadas de un ambiente helado y una calzada resbaladiza por el rocío. Mi regular respiración exhalaba un vaho blanco parecido al humo del tabaco, para luego inhalarlo por la nariz provocándome unas punzadas de dolor intensas pero efímeras. Cerca del parque hacia el que dirigí la vista estaba la plaza de los apóstoles, donde todo había comenzado una vez, con un pequeño hombrecito aprendiendo a tocar la armónica de "la vida", recordada así porque gracias a esa pequeña herramienta de metal aquel niño se ganaba unos cuantos centavos, lo justo para las tres comidas del día, que aunque, por el aspecto quizás, no era un alimento digno de llevarse a la boca, el chico lo engullía con glotonería y entusiasmo, provocando las miradas de desaprobación de la gente que pasaba por su lado, con intenciones que ni siquiera llegaban a rozar los pensamientos de un niño feliz con tener algo de comer.
Continué mi camino, esta vez dirigiéndome cerca del río, por donde corría un brisa más helada si cabía que la de la misma agua. Allí, justo donde unos cisnes y unos cuantos gansos se amontonaban en la orilla había aparecido un grupo de jóvenes años atrás, aquel sitio se les antojó su guarida y lugar de planificación. Esa época fue una de las mejores de sus vidas. Charlaban y planeaban su futuro como banda de rock, se contaban los amores y las desventuras, se llevaban sus guitarras para ensayar y unos aperitivos para acompañar. El chico de la armónica y de ojos esmeralda era el más vivo y risueño, consideraba que su labor era la de llevar al grupo a una unión que fuese imposible de separar incluso por la propia muerte. <Que irónico>, pensé en ese momento. Él daba los discursos alicientes que rebosaban de carisma hacia sus interlocutores, que lo escuchaban con atención y con un destello brillante en la mirada. Observándolos con detalle, en una escena me pareció ver al sol alumbrando a los planetas de su sistema solar. Cuando me quise dar cuenta, esos ojos destellantes me observaban desde la ribera del río, directamente se clavaron en los míos permitiéndome deliberadamente, adentrarme en su mente. El chico sabía quién era y porqué estaba allí, pero percibí con asombro una gran frialdad, seguramente incapaz de dirigirla a otra persona que no fuese yo.
No quise detenerme más en ese recuerdo y eché a andar de nuevo, sin un rumbo fijo, porque daba igual donde me dirigiese, siempre llegaría al pasado del chico de la gran sonrisa.
Pero el momento se acercaba cada vez más, y las salidas se desvanecían dando paso al único camino que debía seguir y en el que comenzaba mi trabajo.
Avanzando en la neblina llegué a vislumbrar algo al final de un puente, alguien de pie y de ojos verdes me esperaba al otro lado, de modo que aceleré el ritmo hasta que estuve frente a él.
-¿Que quieres, porqué me sigues?- me preguntó en un tono desafiante. Su expresión, aún así, me dejaba entrever su perplejidad.
Después de escuchar tantas veces las mismas preguntas mi mente se había colapsado hasta tal punto que mi respuesta era un acto reflejo que no distaba de miramientos ni de detalles. Todos eran, al final, innecesarios.
-Vengo a por ti, debes venir conmigo. Esto se ha acabado para ti.
El chico me miró con su hermoso rostro sin decir una palabra.
-Ya sabes quién soy, no necesitas más. Sólo debes acompañarme-. Me acerqué a él pero retrocedió y tropezó cayendo en la carretera del puente. Ahora su ropa y su rostro tenían matices marrones por el barro que había saltado. Esa noche había llovido bastante.
-No sé qué haces aquí ¿porqué no te vas donde te necesiten? A mi todavía me quedan muchas cosas por hacer y muchos lugares que ver. ¡No es mi hora!
Giré la mirada hacia la derecha, debajo del puente sobre el que nos encontrábamos el río corría fuerte y su caudal había aumentado gracias a la tormenta de anoche. Agudicé mis ojos hasta que pude ver con claridad el coche que había caído desenfrenado por el borde del puente hasta el río, y que ahora estaba hundido en el agua con su conductor al volante, un chico de ojos esmeralda al que le había resultado imposible abrir la puerta del auto debido a la presión, y que no había podido aguantar la respiración más de un minuto, hasta que sus pulmones encharcados  le habían fallado y el corazón se le había parado, dejando el cuerpo inerte en un flotante equilibrio bajo el dulce circuito del agua.
-¡Todavía pueden salvarme! Sólo necesito que alguien venga a rescatarme y sea tan amable de llevarme a un hospital. No está todo perdido. ¡Dame un poco más de tiempo!
Su actitud ahora era desesperada, las lágrimas le resbalaban por las mejillas rojas de la tensión y la angustia. Comenzó a hiperventilar sin dejar ningún rastro en el aire, de su respiración ya no salía ese vaho blanco del invierno, sus llantos ya no se escuchaban en el mundo, todo había cambiado de un momento a otro, y comprendía perfectamente que ese cambio repentino era la clave de su tristeza desgarradora y de su desesperación, pero ya no había vuelta atrás. La vida es un cúmulo de sorpresas, a veces buenas y otras malas, pero a todos nos llegan ambas a la hora establecida.
Por un momento me apiadé de él. Sabía el tipo de persona que era, había estado observándolo durante un tiempo porque algo que emanaba de aquel chico atraía con una fuerza tremenda a todo el que hubiese visto esos ojos inspiradores. Que a menudo eran despertados o emocionados por su fascinación desde las pequeñas e inexpertas notas de la  armónica, hasta la batería estruendosa de ritmo rockero.
El chico leyó mi cara, aunque fuese algo parecido a un demonio no significa que de vez en cuando pudiera responder de manera humana a las emociones de alguien en particular.
-No necesitas más tiempo, has hecho todo lo que tenías que hacer, lo has hecho todo. Y no debes angustiarte porque esto vaya a acabar, te espera un camino nuevo que seguir, más sitios que ver, más cosas que descubrir, más sensaciones que sentir y más personas que conocer.- Esa iba a ser toda respuesta final que diese al joven, cosa que pareció entender porque después de un rato sentado en la acera se levantó y me miró resuelto.
-Está bien, iré contigo si me prometes una cosa-. Tal petición realmente me sorprendió, sentía que su mente había girado ciento ochenta grados. Se había tranquilizado y pensaba normalmente. Era como si en el fondo, él esperase lo que estaba a punto de ocurrir.
-¿De qué se trata?
Vi cómo se sacaba un objeto plateado del bolsillo, el instrumento se encontraba en su peor momento, pero sin duda se trataba de la vieja armónica de aquel niño que con cinco años había conseguido la atención de personas asombradas por su genio musical.
-Esto es para ti. Sé que llevas años observándome, y no eres el único, yo también te he observado. No sé que eres realmente, si un espíritu mensajero, un demonio, un ángel de la guarda, pero ¿Sabes qué? me da igual, porque sé que siempre has estado ahí para protegerme. Que cuando las cosas me iban mal, tu aparecías inclinando la balanza hacia el lado contrario, y también estoy seguro de que has puesto fin a mil batallas que se han librado por razones despiadadas y sin rumbo, es por eso que te ofrezco esto como recompensa por todo lo que has hecho por mí, y lo que seguirás haciendo por los demás. Confío en ti y por eso te seguiré.
Me quedé atónito. Nunca antes había escuchado tal revelación hacia mi persona. No daba crédito a las palabras que había recibido mi oído de águila. ¿Era cierto que alguien a quien estaba condenando a morir, aunque fuese un hecho irremediable, estuviese agradeciéndomelo? Es cierto que lo observé y cierto es también que sin darme cuenta pude influir positivamente en algún momento de su vida, pero si así fue no lo hice exclusivamente por él, sino por el simple placer del entretenimiento, y puesto que era una persona interesante, las cosas no debían acabar tan rápido. Pero ese era el único motivo por el que de vez en cuando mi mente sin pensarlo tendía a cuidarlo y protegerlo. Sin embargo, y dejando todo eso de lado, la persona que está aquí ahora es la que viene a por su alma, todos los demás habrían suplicado entre lágrimas como él hacía hace un momento, pero nunca me había enfrentado a una situación en que la persona que se hallaba al límite encontrase un resquicio de humildad y humanidad con la que me llegase a comprender de alguna forma, incluso hasta el punto de ofrecerme un objeto sagrado para él. Deseé con todas mis fuerzas que sus palabras hubiesen sido la verdad de mis intenciones pasadas.
Sin darme cuenta unas gotas cálidas comenzaron a resbalar por mis huesudas mejillas, las primeras en todos mis días de vida. Me llevé la mano a la cara limpiándome sorprendido esas muestras de afecto que habían nacido de unos ojos sin brillo ni  vida. Contemplé al joven, que de repente me inspiraba terror, un terror por otro lado placentero, puesto que era una persona capaz de cambiar mi vida de un momento a otro.

Fue el chico el que se acercó a mi entonces, me cogió la mano y me posó el instrumento rodeándome los dedos sobre él provocándome un escalofrío .
Sonrió, y fue una sonrisa brillante, la más brillante y también la más triste que había existido. 

miércoles, 25 de febrero de 2015

El amor todo lo puede

Hasta ahora se ha especulado que puede tratarse de una enfermedad cerebral, un estado de ánimo, o incluso, simples celos hacia una persona en la que ves todas las cualidades que te gustaría poseer.
Creo sinceramente que el amor tiene varios estados; el primero es un amor pasional, un estado fugaz que se refiere al momento en que sientes una atracción fuerte hacia una persona que se acerca a ti de manera más bien inesperada. Es intenso en un principio, pero poco a poco desaparece. Da la casualidad de que desparece no cuando estás lejos de esa persona, sino cuando te encuentras a su lado y comienzas a conocerla. De hecho, en un principio habías idealizado de forma irremediable  a ese individuo al que realmente desconocías, y después te has dado cuenta, de que esa persona, al igual que todos, tiene sus defectos. En este periodo de tiempo, a veces largo, y otras corto, en el que la chispa del principio ha desaparecido, surgen dos caminos:  el de dejar de amar a esa persona al haber comprendido que la magia era tan sólo un estado temporal, o comenzar a quererle.  Hay quien pierde completamente esa atracción hacia el otro sujeto, llevando a la separación, mientras que quien lo transforma en algo más profundo se percata de que, aún sin ser la persona imaginada, sí es con la que querrá  pasar el resto de su vida, porque sus cualidades serán más que sus defectos.
Se forma así un vínculo de amor pasivo, menos carnal, pero más profundo, que se enfoca sobre todo en un amor familiar y deja escapar la fugacidad del flechazo. Comienza a desarrollarse cuando la familia aumenta con el nacimiento de los hijos y los nietos, uniéndolos más en esa dependencia de pareja y el compromiso establecido.
Siendo así esto, y llegados a este punto, este tipo de amor no es puesto a subestimar. El amor será varias cosas unidas en nuestra mente debido a la complejidad del cerebro humano. Por un lado lo formarán los celos, que llevan a la admiración y a la atracción hacia el otro sujeto;  también se caracterizará por un estado de ánimo de la mente, que al segregar las hormonas tiroideas incrementa la sensibilidad del cuerpo y el desarrollo de la adrenalina. Y la pregunta que me hago habitualmente es ¿Sería posible calificarlo de enfermedad? Sin duda tiene aspectos que la ciencia debería aprobar como signos de trastorno mental debido a que en ocasiones se producen reacciones exageradas que llevan a actuaciones peligrosas o que podrían tildarse de locas, pero resulta que en nuestro mundo existen una serie de elementos que hallamos en nosotros llamados emociones humanas, y que tienen que ver de manera directa con este sentimiento amoroso, puesto que el amor es una emoción, la emoción por excelencia.
Una enfermedad lleva al mal funcionamiento de un elemento en concreto de nuestro cuerpo, y este término siempre lo encontraremos referido a oraciones peyorativas. Sin embargo, y a pesar de ser la fuente de numerosos problemas debido a su naturaleza de desencadenante emocional , el amor es, sin lugar a dudas, la fuerza más necesaria con la que contamos.

Porque ciertamente, el amor es lo que moverá el mundo. No sólo el amor hacia la familia, los amigos, o la pareja, sino el amor hacia la vida. El amor que sientes cada mañana cuando te despiertas y  sabes que estás vivo es el que te ayuda a levantarte y emprender tu camino, sea cual sea. Por eso, el amor a uno mismo es el más importante, sin él eres incapaz de ver la realidad que te rodea. Y si esto es así, si se trata de un elemento que forma parte de algo tan importante como la vida misma, será imposible comprenderlo como enfermedad. Sí en cambio, reiterándome en mis palabras anteriores, como la fuerza que despierta y mueve el mundo. 

lunes, 16 de febrero de 2015

La contradicción del Universo

Todo a nuestro alrededor está formado por los opuestos. Esto quiere decir que toda cosa material o inmaterial va a tener un opuesto irremediablemente. En el caso de la materia, será la anti-materia; de la luz, la oscuridad; del bien, el mal; de la felicidad, la tristeza; de la vida, la muerte... y podría mencionar combinaciones infinitas. Como es fácilmente observable, estas combinaciones se expanden a todos los ámbitos, y las llamo combinaciones por una sencilla razón: porque no serían capaz de existir la una sin la otra.
Digamos que no existe la luz, de este modo el concepto oscuridad como ausencia de luz desaparecería, y la oscuridad tornaría a no existir, es de hecho imposible que uno de estos elementos exista sin su contrario.
No podríamos decir que una persona está haciendo el mal si esto es lo único que conocemos, y si el mal es lo único que conocemos, ¿seríamos capaces de existir? Posiblemente no, al igual que si estuviésemos dominados por la oscuridad, la ausencia de luz acabaría con toda la vida terrestre si es que alguna vez hubiese podido formarse. Al igual que si no existe el todo, no existiría la nada, el universo entero está regido por estas leyes inalterables de la existencia.
Este concepto es, por supuesto, aplicable a la vida y la muerte. Podríamos describirlo como dos puntos al final de un segmento que los une. Y los une por la razón anterior, porque sin uno, el otro es imposible. Estos dos puntos unidos al mismo tiempo, alimentan al otro extremo por esa línea de interrelación, por eso la muerte que todos tenemos destinada, va a ser objetivo de beneficio para la vida. Como es bien sabido, el ciclo de la vida es nacimiento, desarrollo y muerte (de manera simplificada), muerte que sirve a los animales, plantas y seres humanos para alimentarse y así, nacer, crecer y morir. Al igual que el ciclo de la vida, los opuestos tendrán un modo en que volver al principio, porque precisamente, los polos puestos, son atrayentes, pero no será a través de un ciclo sino que transcurrirá en el ir y venir de esta línea o segmento. El mal llevará a la actuación del bien por necesidad, la tristeza llevará a la felicidad pasando por ese tránsito de un punto al otro, y así todo llevará a su contrario. Será concluyente de esta  última parte que no sólo van a existir estos opuestos, sino que la línea que los separa es de hecho, también un estado diferente del elemento que los forma, encontrándonos así con los opuestos y el intermediario. El segmento nos lleva a un punto intermedio, el cual es imposible evitar en el transcurso de estos dos opuestos. El estado intermedio tiene diferentes niveles según la parte del segmento por la que cruza,  y es el momento culmen en que se llegará a desarrollar el elemento y definirse antes de llegar al otro extremo. Es decir, este proceso será el necesario para el desarrollo de la vida, el desarrollo de las emociones, y el desarrollo de todo tipo de existencia material o inmaterial. Como ejemplo usaré la construcción de un castillo, sin poner el primer ladrillo, sería imposible llegar al último (el otro extremo), igual que, sin quitar primero el último y continuar quitando de forma contraria a como lo has ido construyendo, resultaría imposible su "desarrollo" contrario (hacia el otro extremo),  sin producir un derrumbamiento.
 
Es por esto totalmente necesario el seguimiento de la línea cuando cruzamos de un extremo al otro, y no será posible un ciclo, puesto que este no tendrá un final o un principio definidos, contrariamente a lo evidente.

Concluyendo con lo principal, el Universo por completo va a constar de esta contradicción infinita, que será necesaria para su existencia.

domingo, 1 de febrero de 2015

La animación

A pesar de ser generalmente apreciado por menores de edad, he sido afortunada al darme cuenta de su importancia. Las películas protagonizadas por personas reales nos hacen ver otra parte de la realidad, pero no hay que olvidar que sigue siendo la realidad en gran magnitud.
La animación, contrariamente a lo que muchos piensan, es un mundo apreciable por todas las edades, y sin lugar a dudas, reconfortante para todas ellas. Es uno de los pocos medios que nos hacen ver la vida de una forma más sencilla, lo que es mucho más fácil de comprender, y a través del cual hemos aprendido desde pequeños los pilares fundamentales en los que se sustenta la realidad de la sociedad. Forman, por todo ello, una parte fundamental de nosotros, nos aísla durante un tiempo de nuestro día a día cotidiano y nos distraen de los continuos acontecimientos que sacuden a la humanidad.
Recuerdo los cortos de Disney, los cuales te enseñaban sin necesidad de diálogo, y con una magnífica banda sonora de fondo, los valores de la vida y del planeta. Te mostraban cómo respetar, cómo amar, cómo hacerte valer y cómo perdonar a los que no gozaban de estas cualidades. Personalmente me siento feliz de haber crecido acogida por estas grandes obras animadas y puedo presumir de haber aprendido, y seguir aprendiendo, cosas a partir de los pequeños ejemplos que recibía y recibo con entusiasmo.
Sus escasas líneas y colorido nos aparta de los complejos diseños y detalles que hallamos en la vida real transportándonos a un mundo donde la única barrera es la pantalla del televisor, pero en el que hayamos un universo infinito de posibilidades que nos relaja y nos hace parecer que lo imposible sea posible.

sábado, 31 de enero de 2015

Nuestras dos personalidades

Debemos plantearnos primero una división de la mente, en ella encontramos el subconsciente (que actúa sobre todo en los sueños), y el estado consciente (ligado a nuestro estado habitual).
Nuestro subconsciente, según lo que escribí en el artículo anterior sobre los sueños que son manipulables, puede ser, de esta forma, controlado en cierto grado por nosotros mismos.
Si esto es posible, ¿no significa que en nuestro cerebro existen dos formas de actuación diferentes? Puesto que una puede controlar a la otra deben de haber necesariamente dos, suponiendo que no sean más. Aquí es donde llego a comprender las dos personalidades que guardamos.
Existe un estado en el subconsciente que es capaz de salir incluso cuando estamos despiertos, en ese caso una persona actuará sin ser consciente de estar haciéndolo. Se encuentra en una fase parecida a la REM, y al volver en sí no recuerda nada de lo ocurrido en ese estado. Es posible que nos haya pasado en varias ocasiones, pero poco probable que nos hayamos percatado de ello. Cuando dormidos es además apreciable en los casos de sonambulismo.
Es decir, no sólo podemos subyugar el otro estado a los sueños, sino que de vez en cuando es palpable en el "mundo real". Me aventuraría a decir que algunas enfermedades como la esquizofrenia o la psicosis pueden estar marcadas por esta "otra personalidad". Sin duda una parte del cerebro ha sido dañada, lo que significa, no que sea incapaz de funcionar, sino que funcionará de manera diferente, o incluso, activando algunas zonas cerebrales que personas en un estado de salud mental sano no podrían despertar.
Pero volviendo al tema del "ente" apartado de nosotros, encontramos que esta otra persona no será otro que nosotros mismos. ¿Cómo es esto posible?
Sencillamente el subconsciente va a actuar según nuestros recuerdos y los sentimientos que esos recuerdos nos generan. No es un personalidad completamente distinta a mi porque está formada por todas nuestras vivencias pasadas y mensajes que sólo él puede almacenar, de otra forma, nosotros conscientes no estamos dotados de toda esa información, y sólo una pequeña parte será recordada en la vigilia. Puesto que en nuestra cabeza conviven dos formas diferentes de actuación y recopilación de datos volvemos a dividir la mente en dos personalidades, pero no completamente independientes puesto que se apoyan la una en la otra.
Entendiendo esto seremos capaces de pensar en la capacidad de actuar en los sueños de manera consciente. Digamos que el subconsciente no puede ser subyugado bajo el estado consciente ni viceversa, y al estar relacionados irremediablemente seremos capaces de "actuar" y de "dejar actuar" al otro yo, teniendo en cuenta que esto siempre se llevará a cabo cuando uno de los dos esté en un estado más débil (A la hora del sueño el estado consciente estará más débil, en cambio, en la vigilia, el subconsciente es el que tendrá menos poder de actuación), que puede estar condicionado por diversas razones. Es aquí donde Freud afirmará que las emociones enterradas en la superficie del subconsciente subirán a la superficie consciente durante los sueños, y que recordar fragmentos de estos sueños puede ayudar a despertar los sentimientos enterrados.


Para resumir con una conclusión: el subconsciente será otra parte de nosotros mismos que actuará de manera diferente debido a esos recuerdos que sólo él puede almacenar, pero que sólo recopilará estando, por otra parte, irremediablemente unido a nosotros.

jueves, 29 de enero de 2015

¿Podemos manipular nuestros sueños con la mente?

Yo estoy convencida, hay quien no lo está, pero todo depende de la propia experiencia. En mi caso ha sido en varias ocasiones cuando he podido cambiar el curso de los acontecimientos que ocurrían dentro del sueño. Y ya no se trata únicamente de haber acontecido lo que estoy pensando, deseando, o temiendo en ese momento, sino que, cuando despierto recuerdo la sensación de haber sido yo la que ha manipulado la parte onírica de mi cerebro.
Freud afirma que nuestros sueños son representaciones de nuestros miedos, deseos, pasiones...¿ No es esto prueba suficiente para afirmar que nuestra mente, dependiendo del estado en que se encuentre, reproducirá un sueño u otro? ¿No se puede entender que a partir de este punto existe una manipulación indirecta del sueño?
Llegando a esta parte comencé a plantearme acerca de los dos estados de la mente, el estado consciente y el subconsciente, y elaboré una teoría sobre estas dos "personalidades" que podemos hallar en nuestro cerebro, y de las que hablaré en el próximo artículo.
Empecé por investigar sobre estos singulares sueños en los que podía controlar lo que ocurría, y encontré una teoría bastante interesante; se trata de los sueños lúcidos, cuyo porcentaje entre la población es menor que el de un sueño común. Digamos que es un estado mental en el que te encuentras soñando, siendo consciente de ello, lo que te da la habilidad de manejar los sucesos a voluntad. Son también de ayuda a la hora de mejorar nuestra vida a través de experiencias o situaciones nuevas que en la realidad seríamos  incapaces de experimentar.
Fue la única teoría que encontré que era capaz de sustentar algunos pilares de mi idea, pero realmente no los cubría todos; en estos extraños sueños mi mente no era capaz de cambiar todo a voluntad, solo algunos pequeños aspectos de la escena, además, en este tipo de representaciones mentales, mi estado de inseguridad al no saber lo que podía ocurrir permanecía en todo momento, por lo que no estaba completamente consciente de estar soñando.
La única conclusión a la que llego es que nuestra capacidad cerebral es capaz de controlar el subconsciente al igual que controla el cuerpo a través del auto-convencimiento y la seguridad en uno mismo.

Lo que afirmo en este momento va a contradecir a Sigmund Freud al especular este, a mediados de 1900, que no somos capaces de manipular o controlar nuestra mente.

miércoles, 28 de enero de 2015

El tiempo es la clave

En el artículo anterior mencioné el tiempo como la clave de todo pero no le di una explicación a mi afirmación. Ahora aclararé a lo que me refería: el tiempo, tan ambiguo y misterioso es el elemento por excelencia siempre nombrado junto al espacio. Sin embargo, yo destaco el uno sobre el otro debido a diversas razones: el tiempo te dice lo que eres, lo que has sido y lo que serás. Te cuenta tu historia y la de todo. Te hace poder predecir y actuar conforme a lo predicho, o te ayuda a elegir conforme a lo vivido en el pasado. El tiempo es lo único en lo que se basa nuestra existencia. Sin él no existiríamos, al igual que el espacio.
Calcular las horas de vida de un individuo, sin embargo, nos resulta hasta ahora imposible y eso es seguramente porque hemos adaptado nuestras medidas al tiempo. Somos nosotros los que deberíamos adaptarnos a él, y en cambio, hemos establecido un parámetro de medición del tiempo que sea adaptable a nuestra existencia humana. Medimos los años, las horas, los minutos y los segundos, pero eso no es realmente lo que el tiempo significa. De hecho, existen ocasiones en que se ralentiza para unas personas, mientras que para otras se acorta, u  ocasiones en las que el reloj falla porque en un año se añade un día a un mes que normalmente tiene 28 días (año bisiesto). Es bastante sabido, de hecho, aunque sin una confirmación científica, que en los agujeros negros el tiempo pasa de forma diferente a como lo hace en la Tierra. Éstos son pequeños detalles que nos hacen ver lo equivocados que estamos respecto al tema, pero ¿qué otra opción tenemos si no es adaptar el tiempo a nuestras leyes matemáticas? Por supuesto, nosotros no podemos adaptarnos a él, sería increíblemente caótico y siquiera posible pensando en nuestras capacidades.

El tiempo no tiene forma, no puede verse al microscopio ni tampoco tiene vida. Es lo único que impregna cada rincón de este mundo, universo, espacio... Y sin embargo es del que menos sabemos. Esto me ha hecho pensar y darme cuenta de que realmente estamos venerando al Dios equivocado, porque si ciertamente existiese un Dios que no puede ser visto ni tocado pero que verdaderamente hace milagros como es la historia misma, ese Dios no puede ser otro que el propio tiempo. El que nos dio la vida y el que nos la quita. El que crea y destruye, y el que no puede ser más completamente ajeno a nosotros, ni puede estar tan plenamente unido a nosotros. Es lo único que sabemos con certeza de su existencia, a parte de la nuestra. Sin embargo, estamos subyugando este fenómeno tan importante a una palabra creada para definirlo conforme a nuestras necesidades, por lo que la palabra "tiempo" no será ciertamente la idea que en nuestra mente se genera, será mucho más, tanto más que se convierte en un fenómeno que nosotros no podemos llegar a comprender por completo.

martes, 27 de enero de 2015

La imaginación no es lo que todos creemos

En los libros que leo  encuentro en varias ocasiones alguna que otra similitud con mis propias vivencias o historias que perfectamente me hubiesen podido ocurrir a mí. En realidad las novelas solo tienden a contar lo que la imaginación de un autor puede albergar, pero siempre he sido de la opinión de que si puede llegar a la imaginación, también puede volverse realidad. Un sabio dijo una vez: <<pienso, luego existo>>. Pues posiblemente algo parecido sea mi manera de ver la imaginación; si piensas algo es porque o existe, o es capaz de existir. Hasta hace poco las películas que hemos visto de ciencia ficción eran solo eso, ficción. Pero ahora hemos comenzado a observar cambios impresionantes, sobre todo en el sector científico y tecnológico, que nos han hecho comprender que las locuras de las películas de ciencia ficción son sólo conjeturas de lo que posiblemente exista en un futuro próximo. Puedo comprender que no todo lo imaginable pueda ser trasladado a la realidad en un momento determinado, pero sí a lo largo del tiempo, al fin y al cabo, el tiempo es la clave de todo.
         Por ello me gustaría aclarar que según mi manera de pensar, una obra de arte o cualquier objeto diseñado por el ser humano no es otra cosa que algo basado en otro pensamiento o idea  apreciado anteriormente, y que es posible haberlo observado de manera consciente o inconsciente (sin siquiera haberte percatado; como es en los sueños y/o el subconsciente).
La imaginación, por tanto, no es infinita, tiene unos límites impuestos por la mente humana y por el mundo que le rodea o, lo que cree* que le rodea.